Ser mamá y maternar

Ser mamá y maternar

Siempre soñé con ser Mamá y Maternar pero crecí, debido a mi tiempo de gestación y peso al nacer, con la idea de que me iba a resultar difícil serlo porque era lo que escuchaba de la boca de otras personas, que me querían y se preocupaban por mi futura realidad.

Fue así que cuando me puse de novia, lo primero que pregunté fue: Si no puedo tener hijos, qué pensás al respecto? Y coincidimos en que íbamos a adoptar.

Ahí mismo respiré hondamente, como desinflándome, llenándome de alegría, paz y tranquilidad.

Pasaron los años, seguimos avanzando en nuestra relación, nos casamos, disfrutamos de nuestros primeros años juntos, hasta que decidimos “SER PAPÁS”

¡Qué nervios! ¡Cuánta presión familiar!

Tenía miedo de no quedar embarazada, pero gracias a Dios, Pauli tardó unos 6 meses en llegar y Chelo llegó muchísimo más rápido, quizás porque ya había pasado la gran prueba de la fertilidad.

Tuve dos embarazos maravillosos, los que disfruté inmensamente, sin malestares, ni vómitos, alguna que otra acidez antes del parto, pero nada más.

Mi vida fue un “antes y después” cuando nacieron ellos, pues me llenaron aún más de vida, de nuevas experiencias, de felicidad, de amor, de risas y alegrías. También de algunos dolores de cabeza, dudas, incertidumbres, preocupaciones, devenires, desacuerdos y toma de decisiones.

Los criamos sobre la base de que lo que elijan los haga FELICES, con la mayor libertad que como padres estábamos dispuestos a gestionar sin cortarles las alas, pero fue inevitable poner nuestras propias expectativas sobre nuestros hijos, aunque no las mencionemos o sí, a viva voz.

Qué gran experiencia de aprendizaje nos trajeron, ya que de dos padres abogados, muy, muy, muy estructurados, organizados y ordenados, nacieron dos hijos casi o totalmente desestructurados.

Los dos eligieron el arte como expresión y profesión en sus vidas.

Los dos se dedican a lo artístico, pero ya lo habían manifestado desde sus 2 años de edad.

Pauli lleva la música en su piel desde la panza. No iba al jardín sin su cartera y sombrero con flores. Le encantaba y encanta hablar de todo. Era la “Susanita Giménez” de la salita amarilla.

Su deseo de brillar en las tablas no impidió que fuera aplicadísima y responsable en sus estudios. Hasta empezó una carrera universitaria para cumplir con los “mandatos”, pero por suerte, se escuchó, se dio prioridad y fue por sus sueños.

Hoy con 27 años es actriz, cantante y bailarina en Madrid. Además de ser una excelente, dinámica y divertida profesora de inglés. @paulasalvaok

Chelo evidenciaba que iba a hacer algo con las manos, pero jamás nos imaginamos lo que iba a elegir. Era muy bueno para el dibujo, callado y observador, pero no le gustaba estudiar.

Terminó el secundario, y creo que gracias a su carisma, porque no leía ni los títulos. También lleva la música desde la panza y la expresa a través de un silbido muy particular y heredado de su papá.

Hoy con 25 años es tatuador en Miami. Y está por ser papá por segunda vez.

Quizás no les interese mucho mi historia, pero esta auto-reflexión, este contactar con mis recuerdos como mamá me permiten hoy darme cuenta y tomar conciencia de lo que para mí fue y es “MATERNAR” ya que no solo materné a mis hijos sino también a mis proyectos, ideas, sueños, vínculos, relaciones, amistades, familia en general, mascotas, plantas, piedras, gemas, cristales y todo con lo que tuve y tengo contacto personal y profesional.

Me hizo ser más que madre porque me permitió conectar con mi ser mujer íntegra, plena, madura, sabia, segura, definida, auténtica, sincera, honesta, cíclica, emocional, alegre, optimista, positiva, risueña, audaz, pícara.

Para mí, MATERNAR es proteger, apapachar, estar presente, acompañar, abrazar, escuchar, acompasar, compartir, transmitir, charlar, reír juntos, querer, amar, nutrir, alimentar. Me sale natural y sin esfuerzo, como a mi mamá. ¡Qué parecidas somos!

Pero vivir el MATERNAR como experiencia personal… ¡Wow!

Qué diferentes sensaciones me provocó esta reflexión y reconocimiento. Qué difícil fue dar ese primer paso. Pero pude y lo empecé a aprender a hacer hace muy poquito tiempo, aunque para ello, tuvieron que haber grandes cambios para que esto sucediera.

Tuvieron que crecer mis hijos, tuvieron que irse de casa a conquistar otros mundos, tuve que separarme, tuve que cambiar de profesión o actividad laboral, tuve que aprender a decir “NO” sin dejar de estar presente, tuve que sufrir grandes pérdidas y agradecer grandes ganancias, tuve que dar un gran vuelco en mi vida para poder darme vuelta y empezar a mirar-me en el espejo y para adentro.

No fue fácil cambiar patrones, modelos, obligaciones, deberes, mandatos, costumbres, pero tampoco fue imposible. Aprendí a conectarme con mis gustos, mis quiero y no quiero, mis necesidades mentales, físicas y emocionales.

Todavía falta mucho por descubrirme, reconocí algunas luces y muchas sombras, las cuales voy limpiando, barriendo, puliendo, desvelando y dejando que empiecen a brillar y mostrarse porque son parte de mí.

Siento que lo estoy haciendo lentito, a veces, demasiado, pero aún así, sigo hacia adelante en mi camino de auto-conocimiento y evolución y para esto también siento que no hay edad.

“Todo tiempo y momento es el apropiado si lo eliges y decides desde el corazón y desde lo más profundo de tu ser

Miryam Vittori

Profesora y Terapeuta holística total

Miryam Vittori

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